La publicación lleva ya un tiempo en elmundo.es y su útimo relato, Sonrojando al ginecólogo, no tiene desperdicio. Valgan como presentación la siguiente línea, acudan a la fuente para verlo al completo.
Ya en el potro, el buen doctor se afanó en buscar bultos en mis pechos y casi se araña la mano con mis pezones, que todavía recordaban los capítulos que había leído y estaban duros como el diamante.Feliz lunes.
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