martes, 29 de mayo de 2012

Moscú: Siete días en la madre Rusia

Quien tiene un amigo tiene un tesoro, y yo tengo uno digno de zar: cuando te invitan a pasar una semana en Moscú por la patilla sabes que la cosa promete. Con "solo" comprar billetes y conseguir un visado en la embajada (Rusia no es de esos países a los que se pueda viajar sin más) me encamino hacia la capital menos europea a este lado de los Urales.

Decir Rusia es decir mucho, y yo solo tuve tiempo de visitar Moscú y San Petersburgo. Aún así, la visita fue espectacular. Para empezar hablemos de Moscú. La capital es enorme pero grande parte de su atractivo está concentrado en la zona del centro, de manera que uno puede pasarse varios días visitando simplemente los alrededores de la Plaza Roja.

La Plaza Roja, para empezar, no es roja, o al menos como yo la imaginaba. Tonto de mí pensaba que roja significaba que tendría los adoquines rojos, pero en realidad recibe su nombre color del Kremlin y la catedral de San Basilio. De nuevo, tonto de mí, ni siquiera tenía claro lo que el Kremlin y la catedral eran... Como muchos otros mortales hasta ahora solo había visto la Plaza Roja por televisión cuando algún corresponsal retransmitía una notica local, y al hablar del Kremlin mientras mostraban este lustroso edificio que parece una casa de caramelo pensé que esto era el Kremlin...





Pues no. La casa de caramelo es la catedral, compuesta de multitud de capillas individuales cada una de ellas coronada con una colorida bóveda en forma de cebolla. El Kremlin es en realidad un vasto complejo fortificado cuya muralla oriental da a la Plaza Roja y que alberga oficinas gubernamentales, el Senado Ruso, varias catedrales y un par de museos. De hecho, la palabra rusa kremlin hace referencia precisamente a eso, a una ciudad fortificada, y todas las ciudades mayores de Rusia tienen o han tenido su propio kremlin. En realidad esta era una práctica defensiva muy extendida por toda Europa durante la Edad Media y de la que de hecho aún se conservan numerosos ejemplos, uno de los más notorios siendo la Torre de Londres.

Pero en la Plaza Roja, además de la catedral y la muralla oriental del Kremlin, contamos con un tal vez menos famoso pero increíblemente significativo monumento: el mausoleo de Lenin. Esta construcción, enteramente basada en mármol rojo y negro y situada junto a la muralla oriental del Kremlin, alberga y expone a un Lenin embalsamado, protegido de la descomposición natural y a la vista de los visitantes, con su calva y su barbita, como si de un santo incorrupto se tratase. Es tremendo el respeto que profesan al revolucionario, tanto que se tomaran de mala manera cualquier gesto que no sugiera veneración absoluta (a mí un guardia me dio un empujón por quedarme mirando más de la cuenta).





Este homenaje al padre de la revolución, junto con la Plaza Roja misma, marcan los dos rasgos característicos de todo lo que uno se puede encontrar en Moscú: exaltación de los héroes nacionales (por todas partes se ven esculturas y bustos de poetas, militares, pensadores, etc) y fastuosidad extrema (un poco como Milán, cosa que no es casual pues en Moscú empleaban arquitectos italianos con frecuencia). Un buen ejemplo de ambas cosas puede verse, por ejemplo, en la parada Kievskaya del metro de Moscú, donde encontramos esta elaborada plataforma con mosaicos dedicados a los discursos de Lenin.





En resumen, una gran ciudad y un gran país del que aún me quedan varias cosas que decir, así que permaneced atentos ;-)

3 comentarios:

  1. Hola, továrisch El Gato Gordo,

    Muy bonita la historia y espero que el viaje haya sido también muy bonito y cognitivo.
    Te puedo aconsejar una cosa? Para que la gente tenga esa idea de qué Kremlin es y para qué servía en los tiempos antiguos, tú en tus estupendos cuentos tienes que mencionar simplemente Avila porque su muralla y todo lo que se halla dentro, todo eso es como kremlin en Rusia. Yo utilizo esta comparación cada vez que hablo con la gente que quiere saber el sentido de ese sitio misterioso Kremlin, pero ellos nunca han visto Tower y así que tampoco tienen imagen del lugar muy famoso en Londres.
    Y en cuanto a mantener muy mal las calles no centrales, tiene usted, El Gato Gordo, toda la razón que son mal cuidadas y por mi parte añadiría que las calles de todas las demás ciudades rusas tampoco tienen muy buen aspecto. En Rusia hay sólo dos ciudades para vivir bien más o menos, son Moscú y San Petersburgo y el resto del país trabaja para mantenerlas. Pero hay un montón de sitios muy bonitos en todas las regiones de enorme Rusia y esa variedad de los paisajes y tradiciones y comidas es muy atractiva y curiosa. Usted, estimado El Gato Gordo, tiene que estar más tiempo en Rusia para disfrutar de todo lo bueno que tiene ese país. Nada y nadie es perfecto.

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  2. Cómo que no hay comentarios???!!!!
    Y dónde está el mío??? Muy extraño todo eso...

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  3. Querido amigo,

    Primeramente pedir disculpas por la confusión causada por los comentarios, parece ser que estos fueron incorrectamente clasificados como spam por el sistema, pero ya ha sido arreglado.

    Continuar diciendo que estoy de acuerdo en que Rusia, o al menos las dos ciudades que tuve ocasión de visitar, son realmente fascinantes, y que no veo el momento de volver para explorar otras maravillas como el lago Baikal o la ruta transiberiana.

    Finalmente... Bueno, he de reconocer que nunca he estado en Ávila pero vivo en Londres, por lo que me resulta mucho más fácil comparar un Kremlin con la Torre de Londres... Aunque bien pensando, también ciudades amuralladas como Toledo o Moreia pueden servir de ejemplo.

    En fin, muchas gracias por tu aportación, espero poder contar con tus comentarios cuando escriba los siguientes artículos referentes a mi aventura.

    Un saludo,
    Abraham

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