Los gobiernos y las empresas utilizan diversos instrumentos financieros para obtener capital; existen muchos tipos de instrumentos, algunos más complejos que otros, pero todos se basan en el mismo axioma fundamental: existen individuos o colectivos con dinero e individuos o colectivos con necesidad de dinero, así como una voluntad de conectar los primeros con los segundos para prestar dicho dinero a cambio de un rendimiento económico.
El bono es probablemente el instrumento financiero más sencillo de cuantos existen. A grandes rasgos es un préstamo transferible, y en su versión más sencilla se compone de los siguientes parámetros:
- Principal: Valor del bono, es lo que uno paga por obtenerlo.
- Interés: Rendimiento que el bono ofrece, expresado como un porcentaje anual.
- Periodo de pago: Tiempo entre un pago de intereses y el siguiente; combinando el capital, el interés y el periodo podemos calcular cuánto dinero recibimos en cada pago, a esta cantidad se le suele llamar "cupón" (derivado de los viejos tiempos en los que el poseedor del bono debía enviar un cupón físico para obtener el cobro del interés).
- Vencimiento: Tiempo que tarda el bono en madurar; el poseedor recibe intereses hasta que el bono madura, momento en el que recupera el capital inicial.
Marzo 2011: 100€
Junio 2011: 100€
Septiembre 2011: 100€
Diciembre 2011: 100€
Marzo 2012: 100€
Junio 2012: 100€
Septiembre 2012: 100€
Diciembre 2012: 100€
Marzo 2013: 100€
Junio 2013: 100€
Septiembre 2013: 100€
Diciembre 2013: 100€
Marzo 2014: 100€
Junio 2014: 100€
Septiembre 2014: 100€
Diciembre 2014: 10.100€
Con lo que habiendo abonado 10.000€ recupero 11.600€. La gran particularidad es que el bono se puede vender, siendo el nuevo dueño el que recibirá los nuevos intereses hasta su vencimiento.
Por supuesto este es el más simple de los bonos, pero hay casi tantas variantes como emisores. Algunos pueden tener un porcentaje variable ajustado a algún indicador (tipos de interés oficial, inflación, etc.), otros pueden incluir la opción de que el emisor adelante el vencimiento a voluntad, devolviendo el capital inicial antes de tiempo y dejando así de pagar intereses. Otros incluyen la opción de entregar al poseedor, una vez el bono ya ha madurado, acciones de la compañía en lugar del capital inicial (en el caso de bonos corporativos, se entiende). Y muchas otras variantes que no entraré a discutir, puesto que se escapan de mi intención inicial de explicar los conceptos básicos del bono.
Dependiendo de la cuantía (el principal) los bonos pueden recibir diferentes nombres, pero no dejan de ser la misma entidad. En España, se suele utilizar la denominación letras del tesoro u obligaciones del Estado para bonos de cuantía relativamente pequeña, normalmente enfocada al inversor minorista, mientras que la palabra bono se suele reservar para crédito de altos capitales y destinados a fondos de inversión, etc.
Espero que esto ayude a entender un poco todo este baile de términos que leemos en los periódicos, y si no, dejad un comentario con vuestras dudas e intentaré resolverlas (asumiendo que el conocimiento me llega para tanto).
Y qué nos puedes explicar sobre las calificaciones que de estos productos hacen las agencias de rating? Hay algún régimen de responsabilidad por calificaciones opacas?
ResponderEliminarHola olbromo,
ResponderEliminarDe las agencias de calificación quería hablar en detalle más adelante, tenía en mente un artículo sobre el por qué de las calificaciones en sí, pero te puedo dar una respuesta a corto plazo.
Con la proliferación de bonos y otros tipos de instrumentos de financiación basados en el crédito surge en la industria la pregunta "¿hasta qué punto es viable esta empresa o gobierno? ¿verdaderamente puede hacer suficiente dinero como para dar todo lo que prometen?". Y, para responder a esta pregunta, surgen empresas cuyo trabajo es investigar en profundidad a los emisores de bonos y demás, juzgando sus finanzas para dar una nota a la viabilidad de su crédito.
Ahora bien, las calificadoras no gozan de ningún estatus de "agencia oficial", por lo que se trata de una empresa privada diciendo este sí, este no. Y aquellos que deciden seguir su consenso y comprar y vender según la calificación lo hacen por propia voluntad.
Y aquí es donde la cosa se complica. Si le preguntas a un político, te dirá que estas agencias son totalmente responsables por haber guiado a inversores hacia activos de escaso valor. Ahora bien, si le preguntas a un economista te dirá que el único responsable es el propio inversor ya que, aunque otro te diga "compra que esto vale", tú te estás jugando tu dinero y eres responsable de comprobar que el consejo que estás recibiendo es válido.
Es por eso que establecer un régimen de responsabilidad para estas empresas es harto controvertido y dependiente del sentimiento social (que no de la razón lógica). Al fin y al cabo, si alguien te da un mal consejo y tú lo sigues ciegamente, ¿quién es el responsable de las consecuencias?