Recientemente he tenido la oportunidad de jugar con varios modelos de tableta, a las que he prestado especial atención tras reservar mi iPad 2. La primera alternativa que me llamó la atención fue Android, quien parece ofrecer una interfaz harto similar, pero sin llegar a la misma experiencia de usuario, la misma intuición.
Otra alternativa es Windows Mobile, aunque de esta hay poco que decir: parece tratarse de un simple Windows adaptado para tabletas, con los mismos menús y barras de herramientas y un teclado que aparece en la pantalla táctil cuando hay que escribir texto.
Sin duda alguna, en esta comparación el ganador siempre es iPad, la tableta pionera y creadora del mercado. Gran parte de su éxito, heredado del iOS que se creó para iPhone, se basa en crear una interfaz de usuario no como una adaptación de lo existente, sino partiendo de cero y teniendo en cuenta las posibilidades de interacción que el nuevo hardware proporciona (no hay ratón, pero hay múltiples dedos que se pueden utilizar de varias maneras).
Pero sobre todo, lo que consigue hacer Apple de manera impecable, lo que la posiciona tan por delante de sus competidores, es la manera en que consigue relacionar todos sus dispositivos para que formen parte de un todo global, un ecosistema perfectamente conectado. Un ejemplo lo tenemos en la manera en que un nuevo dispositivo puede configurarse a partir de uno viejo: tras dos años con mi iPhone 3G me compré un iPhone 4; al principio era un tanto reacio a cambiar de móvil por la problemática de tener que reconfigurar todo, cambiar la foto de portada, etc., etc., hasta que me di cuenta de que podía configurar el nuevo iPhone 4 a partir del anterior... de esta manera es como si nunca hubiera cambiado de móvil, simplemente mejoré el hardware del que tenía. Y me consta que lo mismo puede hacerse con ordenadores.
Pero no es solo una cuestión de hardware, la interconexión va más allá y, mientras que la competencia trata de adaptar el software del PC al smartphone y la tableta, Apple no solo lo crea de cero sino que incluso hace la operación contraria: adapta el software del PC según lo aprendido en el smartphone. Tradicionalmente, cuando uno estaba en el navegador, podía desplazar la página arriba y abajo con la barra de desplazamiento lateral. Muy pronto Apple aprendió a hacer un ratón multicontacto que detectara si uno estaba utilizando un dedo o dos, y al utilizar dos dedos creaba el efecto de agarrar la barra de desplazamiento y moverla arriba para ver la parte superior de la página y abajo para ver la inferior.
Con iPhone esto cambió, ya que lo que uno agarra ya no es la barra de desplazamiento sino la página en sí, y por tanto al desplazar con el dedo hacia arriba lo que hacemos es movernos hacia la parte inferior de la página, y viceversa. Tras el éxito de esta funcionalidad Apple se dijo, ¿por qué mantener dos criterios separados? Y en su última versión de OS X, Lion, decidieron adoptar la metodología iPhone y aplicarla al primo grande (junto con otras muchas cosas, detalles aquí).
Es posible que Apple esté en camino de unificar OS X y iOS en una única plataforma o, al menos, en un único estilo de interfaz, similar a la idea que Microsoft parece perseguir con su Windows 8, pero, al menos hoy por hoy, Apple sigue siendo el rey de los ecosistemas tecnológicos.
No puedo esperar a instalarme iOS 5 para ver lo que hacen con iCloud.
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