Durante el periplo islandés, justo en mitad de una ducha, me vino a la cabeza una de esas inspiraciones que te vienen en el peor momento (tanto iPhone y tanto iPad y aún no puedo publicar en la ducha). El agua caliente salía con cierto olor a azufre, y me acordé de que me contaron que aquí toman el agua caliente del subsuelo, de donde viene ya caliente dada la actividad volcánica.
Y es que Islandia tiene unos recursos geotérmicos que le permite autoabastecerse en términos energéticos de manera casi total, ¿y por qué no total? Porque no siempre es capaz de proporcionar la energía en el formato o vector adecuado: un coche necesita gasolina y necesitará importar petróleo para hacerlo funcionar. Es por esto que hay múltiples países con vastas reservas energéticas pero no todos se hacen ricos con ellas, aquellos que sean capaces de producir energía en un formato fácilmente almacenable y transportable, caso del petróleo, el carbón, el uranio o el gas natural, podrán producirlo, empaqueterlo y venderlo. Sin embargo, aquellos cuyas reservas energéticas no tengan un vector tan conveniente, como son la geotérmica o la mayoría de energías renovables, tendrán un rango de utilización y comercialización mucho más restringido (uno no puede empaquetar el calor o el viento y venderlo a otros).
Eso sí, el día en que consigan inventar una forma de capturar energía geotérmica y transformarla en un vector conveniente, países como Islandia se van a forrar (el negocio de aire de montaña envasado no parece estar tirando).
Eso sí es practico...y ahorro energético!
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