Había hablado con una voz muy dulce, muy tierna, muy desdichada.
Y Simon sintió la tentación de contestar: "Sí".
Puesto que ella le ofrecía la oportunidad... Romper, romper deliberadamente, no como perro apaleado o malo, impulsado por otro apetito, sino sencillamente para que se termine, para no seguir sintiendo aquel peso muerto, para no seguir viviendo en aquella mentira, para que las cosas sean claras, por el beneficio de una libertad total y gratuita.
Envolvió su respuesta en una generalidad.
- En efecto -dijo-; tal vez hay entre los amantes un momento ideal para separarse, como hay uno para encontrarse. Sólo que la mayor parte de los seres no tienen el valor de afrontar ese segundo momento. No cabe duda de que nosotros deberíamos tener ese valor, para evitar convertirnos un día en enemigos, como los demás.
Un espacio de debate, experiencias y pensamiento.
Un lugar para pensar, discutir y disfrutar.
Toda voz es bienvenida, hablemos.
lunes, 11 de octubre de 2010
El fin del amor
Nuevamente de la mano de Maurice Druon:
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