viernes, 29 de enero de 2010

El giro al populismo de Obama se torna grotesco

Como comentaba la semana pasada los descalabros políticos de Obama le están obligando a sacar su lado oportunista utilizando la más antigua de las triquiñuelas: atacar al enemigo común (aunque no se lo merezca). No me entendáis mal, no tengo nada en contra de Obama, personalmente me creí su mensaje de cambio y fui uno de los primeros en celebrar su victoria, pero su manera de reaccionar ante los últimos acontecimientos me está dejando despagado.

Hace un par de días Obama recitó su primer discurso sobre el Estado de la Unión (texto). En él, entre otros varios clichés, Obama rescató la doctrina Clinton y su It's the economy, stupid para ofrecer un discurso que tocaba a la gente allí donde más sienten: en el bolsillo. Entre sus varias perlas destaco la siguiente:
And if there’s one thing that has unified Democrats and Republicans, it’s that we all hated the bank bailout. I hated it. You hated it. It was about as popular as a root canal.
Que podemos traducir como:
Y si hay algo que ha unido a Demócratas y Republicanos es que todos odiamos el rescate bancario. Yo lo odié. Tú lo odiaste. Ha sido tan popular como un empaste.
La clase media estadounidense, decepcionada tras este primer año "Obámico", hizo la ola ante este ataque a los bancos (todo el mundo odia a los bancos estos días). Ahora bien, ¿justifican los números este odio? Los seis principales bancos de EE UU recibieron un total de 135 mil millones de dólares del gobierno, repartidos de la siguiente manera:
  • Wells Fargo: 25 mil millones.
  • Citigroup: 20.
  • JP Morgan Chase: 25.
  • Goldman Sachs: 10.
  • Morgan Stanley: 10.
  • Bank of America: 45.
Son grandes números, estoy de acuerdo, pero teniendo en cuenta que los seis han devuelto ya estos fondos con intereses, no se puede decir que el contribuyente perdiera mucho dinero con la operación; es más, dado que hay intereses de por medio, se puede incluso argumentar que el gobierno ha salido ganando.

Pongamos por otra parte el rescate de instituciones no bancarias, como la aseguradora (insisto, aseguradora) AIG. American Insurance Group se chupó ella solita 180 mil millones de dólares, más que los seis principales bancos juntos, de los cuales ha devuelto cero. La operación fue orquestada por el Secretario del Tesoro Tim Geithner, quien está recibiendo duras críticas por su papel en el multimilmillonario rescate. Sería de suponer que uno de los más críticos fuera precisamente Barack Obama, quien según dice odia este tipo de rescates, pero su opinión al respecto parece ser justamente la contraria: no solo no le critica, sino que le ofrece su apoyo incondicional.

Así pues, cifras en mano, no es precisamente el rescate bancario el que hay que odiar, a no ser que uno odie las empresas que caen y repuntan pero adore las que se hunden en la miseria... y eso que ni siquiera he hablado de General Motors o Chrysler, que también tuvieron lo suyo. Pero claro, esto en realidad no va de cifras sino de percepciones, y lo que la sociedad percibe es que los bancos están llevándose el dinero del contribuyente mientras todos los demás son solo sus víctimas, y Obama, como "buen" político, comulga con ruedas de molino si hace falta con tal de conservar sus votos.

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