Pero todo eso se puede arreglar con unos sencillos trucos. Para empezar, resulta sencillo pensar que uno está en Carcaixent, Bressol de la taronja, cuando se desayuna un buen zumito de naranjas valencianas.
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Por otra parte, todo el mundo sabe que en la gastronomía es donde más se nota la diferencia de un país a otro, y es ahí cuando más extrañamos la cocina de la abuela... por suerte siempre se puede ir uno de tapas e incluso disfrutar de una buena jamonería.
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¿Y qué decir de Barcelona? Aaah, si ya la echaba de menos cuando aún estaba en España, ¿cómo no echarla de menos estando tan lejos? Pero hasta para eso hay remedio, basta con cerrar los ojos, abrir una Estrella, The beer of Barcelona, y rememorar las medianas que cayeron en la vila universitaria, en El Cefe, en el Port Olímpic...
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Para todo hay solución.
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