miércoles, 14 de octubre de 2009

Something Rotten

La señorita Ms. Miller nos manda un pequeño relato que, según cuenta, fue inpirado por la canción "Something rotten" de Placebo. Recomiendo reproducir la canción mientras se lee...





Algo nace en estas turbias aguas, se mueve sigilosamente con líquidos movimientos, repta y bucea en la profundidad. Un velo de negra oscuridad cae sobre el viscoso líquido que se mueve al son de los movimientos de la criatura. Me provoca inquietud y una gran sensación de agobio.

El tiempo desaparece, observando desde mi lado esas siniestras aguas. El calor y la pesadez del ambiente es insoportable, y mi cuerpo se estremece entre escalofríos ponzoñosos bañados en sudor cálido.

Siento su respiración saliendo a la superficie; crece de dentro hacia fuera, lo siento crecer. Un hedor a humedad y a podredumbre emerge del agua. El silencio y la soledad a mi alrededor tienen el mismo tacto viscoso que el agua que se retuerce entre convulsiones de espuma a mis pies. Me rodea un aire cálido, húmedo y pesado, y aquella criatura sigue gestándose dentro de ese útero acuático.

Oigo un sonido metálico, líquido, envenenado de terror; aumenta mi angustia y la incertidumbre, ¿qué es?, algo pretende salir de las tinieblas para enfrentarse a otro mundo de tinieblas superficial.

Las aguas se agitan y me salpican en la cara, y siento un sabor amargo y salado que roza mis labios, me retuerzo de repugnancia. De entre ellas sale un ser oscuro, sin rasgos, viscoso y cálido a la vista. El agua que resbala de sus extremidades es negra como el cielo que me cubre, y sus movimientos lentos e hipnóticos aumentan el silencio y la soledad asentada en mi interior. Se tiende sobre el agua poco a poco y repta. El miedo ya se ha apoderado de mi respiración, infectada por la putrefacción de esa imagen salida de cualquier pesadilla acuosa.

El aire pesa sobre mi, Ella se arrastra sobre su vientre en las aguas que por fin se han calmado.

Ella es toda mi ira, mi tristeza, mi negrura, mis sentimientos más amargos. Me sacude una infinita angustia en el momento en que Ella me rodea con sus brazos y me lleva consigo al mundo oculto que se esconde tras ese agua negra. Bajamos a las profundidades donde el aire viciado desaparece y la viscosidad cubre los poros de mi piel. Lentamente descendemos a aquel subterráneo húmedo y asfixiante. Su abrazo letal me impide moverme y me quiebra los huesos. Inhalo agua oscura que se filtra por mis pulmones e inunda mis entrañas, navegando entre mareas de agua nauseabunda. En el descenso pierdo mis recuerdos, mi mente queda limpia, plana, TODO ESTÁ OLVIDADO. Me entrego a un mundo donde no hay que recordar, donde de ese modo los recuerdos ya no duelen, donde la mente deambula a sus anchas sin miedo a ser pasto de recuerdos famélicos de dolor.

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